1. ¿Cómo surgió tu pasión por la peluquería?
Desde pequeño me quedaba fascinado viendo al peluquero de mi pueblo manejar las tijeras. Era increíble cómo, con un par de cortes, conseguía transformar completamente a cualquiera.
A los 14 años, me hicieron un corte tan desastroso que me negué a ir al colegio con ese peinado. Así que me encerré en el baño, cogí las tijeras de coser y me puse a arreglar el desastre. Mi familia estaba fuera esperando el desastre, pero, contra todo pronóstico, no quedó mal. Y así comenzó mi trayectoria como barbero.
2. ¿Qué es lo que más te gusta de ser barbero?
En general, me gusta todo el mundo de la barbería, pero pasar el rato con mis clientes como si fueran amigos en el parque, mientras me dan la confianza de manipular su cabello como si fuera mío, es algo que hace que esta profesión sea muy agradable.
3. ¿Qué es lo que más aprecian los clientes de tu barbería?
Diría que el estilo old school, acompañado de buen Rock n' Roll, es lo que más me diferencia. Y mantener esa esencia en la barbería, independientemente de las modas que van y vienen.
4. ¿Cómo ves el mundo de las barberías hoy en día?
Creo que estamos en un punto muy avanzado en el que, cada día, los hombres se cuidan más. Ahora la gente se atreve con colores, diseños, estilos extravagantes y mil locuras, sin que nadie los mire raro por la calle. Tenemos que aprovechar este momento y estar siempre al día, porque el reto será cada vez más exigente.
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